Bueno, pasado el dolor por la marcha de Steve Albini, volvemos a retomar el hilo normal de actualización. Las últimas semanas he descuidado muchísimo esta parte de mi rutina y he perdido la cuenta de lo que he ido añadiendo y lo que no. Además, he hecho un empastre en Last.fm y tengo algunos scrobbles mal anotados, lo que hace que sea todo un lío monumental. Este informe va a consistir, en general, en poner orden en todo este despropósito y, de paso, volver a centrarme en lo que de verdad me importa que ando muy promiscuo y despendolado.
En términos generales, he conseguido hacerme con una copia bastante barata del disco de High on Fire, hecho que me alegra sobremanera, y me he pillado una entrada para el concierto de Superchunk, curiosamente una banda con un disco producido por Albini, en el 16 Toneladas (ya es hora de enlazarlos, porque hablo muchísimo de ellos) y para Melenas, también en el mismo sitio. Así que, en este sentido, ha sido una muy buena semana. La militancia anti festivales es un poco complicada porque te limita a ver lo que viene y no siempre puedes ver lo que quieres. No obstante, este año, la ciudad de València está en racha y no son pocos los conciertos interesantes, lo que me anima a reafirmarme en mi decisión. Desde Robert Forster, hasta Mudhoney, pasando por Jeff Rosenstock o The Tubs, se me ha quedado una temporada de lo más maja y no he pagado por ningún concierto más de 20€. Muerte al modelo de los festivales y larga vida a las salas. Aunque siempre me quedaré esperando ese concierto de Shellac que nunca será, en la gira de presentación de To All Trains.
La semana que viene, hablaré del disco de Shellac y también del de Beth Gibbons, que son las grandes novedades más recientes. Hoy, en primer lugar, vamos a recuperar Un Soplo en el Corazón de Family y Ummon de Slift, que van arrastrándose desde hace bastante tiempo y, además, analizaremos qué es lo que se ha ido añadiendo. Hace muchos días que no hacemos reporte y yo me he ido moviendo mucho y, creo, en demasiadas direcciones. Vamos con lo que he ido escuchando, que hay muchas cosas y todas, o casi, se van a quedar porque bien lo merecen.
#04: Slift - Ummon (2020)
Estaba convencido de que ya había hablado de este grupo de Toulouse, especialmente porque se han ido convirtiendo en uno de mis tremendo coup de coeur de este 2024. La cosa empezó con un poco de recelo, su sonido es bastante duro y contundente, pero poco a poco me han convencido muchísimo. Ilion, el disco que han publicado este año, me parece una joya difícil de clasificar. Destaca, para mi, una concepción rica y una visión única a la hora de hacer converger la ansiedad del garaje con la pesadumbre de un metal cercano al doom, aunque se encuentren en otras coordenadas. Así, se construye un disco atravesado por dos pulsiones que, en principio, apuntan cada una hacia un lado y, aun así, consiguen darle una tremenda coherencia interna al conjunto. Aunque no todo sea bueno, para mi, arrastran algunos problemas, como es una tendencia demasiado pronunciada hacia las canciones largas y el ruido de más. Cuando me acerco a Ummon, por tanto, lo hago condicionado por el segundo y lo hago, además, con la voluntad de saber desde donde se han movido. Había estado leyendo reseñas y, la verdad, la descripción no se parecía en nada a lo que yo escuchaba, lo que me sugiere una transformación estilística que no hacía más que añadir una capa de interés a lo que me iba a encontrar aquí.
Ummon, no me ha decepcionado lo más mínimo. El disco es muy interesante tanto en su posición dentro de la evolución de Slift, como en lo que plantea. Muchos de los principales aciertos de Ilion, en especial ese garage de corte durísimo, ya se encontraban presentes en el este disco. No obstante, en conjunto, me parece un poco menos interesante que el segundo. El sonido que plantean me parece indulgente de más y, por momentos, algo insulso. Es cierto que derrochan técnica y ya se les ve cierta tendencia al heavy psych, pero no terminan de estallar, se encuentran contenidos, como agazapados lejos de las construcciones oscuras y alambicadas que tanto me gustan de Ilion y eso, en última instancia, hace que sea un artefacto lleno de cortapisas que no me termina de convencer. Aunque, por otro lado, el conjunto de canciones es, en general, mucho más preciso y equilibrado y de ideas mucho más claras.
Con todo, no creo que vuelva sobre él de una forma regular, sinceramente. Me interesa mucho menos de lo que esperaba que iba a interesar.
#19: Family - Un Soplo en el Corazón (1993)
Mi primera aventura con el sonido Donosti se salda con mi absoluto enamoramiento con el disco, solo tienen uno, de Family. En él convergen muchos elementos que, a la larga, terminaron influyendo en mi concepción del pop de una forma algo inesperada. Me ha costado casi 30 años darme cuenta. Para poner un poco en contexto, Family es uno de los tremendos tótems del pop del estado español y un enorme referente de gran parte de la mal llamada escena indie. Hay mucho escrito sobre ellos así que no voy a volver sobre esto, pero tan solo recordar que el programa de Radio: viaje a los sueños polares, uno de los primeros lugares de intercambio musical para muchos y muchas de nosotras, llevaba el nombre de una de sus canciones. Tal es el impacto.
Se trata, pues, de un disco de pop en el sentido más clásico de la palabra. Al menos en el sentido en el que lo entendemos por estas latitudes. Grandes canciones, aparentemente sencillas y con una querencia esteta impecable. Lo que esperarías de un conjunto de Donosti: sofisticación pop al más alto nivel. Si bien es cierto que, algunos de sus elementos acusan el paso del tiempo, pienso en especial en algunos arreglos de teclado y sintetizador que, para mi, son demasiado ortopedicos, en general, logran crear un equilibro perfecto entre un sonido blandito y, a la vez, cierta fuerza que emana no de la rabia, si no de la construcción de melodías sólidas y convincentes. No en vano, es la llave que abre la caja de pandora de toda una generación, la más interesante, de músicos en todo el estado español, con nombres como Los Planetas, La Buena Vida o Nosoträsh entre los más destacados. Aunque algunos de estos ya se sitúen lejos de esta estética y abracen otras influencias, Family siempre están ahí.
Sinceramente este es uno de los discos más importantes de la música en castellano. Lamento mucho, con la perspectiva de escucharlo, haber dicho tantas tonterías en tantas y diferentes ocasiones.
#23: Melenas - Días Raros (2020) y #24: Melenas - Ahora (2024)
Del segundo, hable en este espacio cuando lo publicaron. Si bien es cierto que, en general, mi impresión se sigue pareciendo mucho a la de aquel momento, creo que fui un poco demasiado duro. El disco está bastante guapo y hay canciones como Bang que son grandes temas. Aunque en lo personal, el peso de los sintes y la tremenda falta de un discurso general, hacen que su escucha se me haga un poco pesada y tenga muchas menos ganas de volver a él. Algo que, por ejemplo, no me ocurre tanto con el primero que creo que es mejor en todo lo que plantea. En todo, menos en la ambición, que se queda algo matizada y le lastra un poco. No obstante, las canciones me resultan mucho más cercanas a mi propia concepción de las cosas y la vocación algo más punk, que post punk hace que encuentre mucho más a lo que agarrarme y, en última instancia, que me resulte mucho más apetecible que el segundo.
En cualquier caso, ambos discos son reseñables y ponen de manifiesto el alto nivel de una de las bandas más interesantes del panorama estatal actual. Creo, sinceramente, que Melenas están llamadas a sacar un disco impecable, un excel incontestable, en cualquier momento. Muchas de las ideas que movilizan en el segundo, dan buena prueba de ello. Mientras, tenemos material de sobra para ir abriendo boca.
Esta semana he estado escuchándolas porque el jueves día 23 actúan en la 16 toneladas y tengo mi entrada, aunque es muy probable que no se queden mucho más tiempo después.
#25: La Buena Vida - Soidemersol (1997)
Aprovechando que me acercaba a Family, me quise reconciliar con La Buena Vida y este Soidemersol. Escuché, en el citado programa de radio: Viaje a los Sueños Polares, este disco en el lejanísimo 1997 y me gustó. Tanto, que estuve a punto de comprarmelo. Sin embargo, por aquellos días mi mente andaba inmerso en otros sonidos y Extremoduro se cruzó por en medio, rubricando el camino que iba a seguir a partir de aquel momento. Me ha dado mucho gusto tener la oportunidad de reconciliarme con cierto pasado a golpe de los temazos que constituyen este disco. Otro de los grandes referentes del pop en castellano. En comparación con Family, ya se empiezan a notar otras influencias y le añaden una serie de influencias más modernas, dando pie a un sonido mucho más acorde con mis intereses aunque se sigan manteniendo en las mismas coordenadas.
Ahora que me he reencontrado con Soidemersol, no creo que me vuelva a separar de él, aunque no siempre me apetezca escucharlo.
#26: Mdou Moctar - Funeral for Justice (2024)
Mdou, firmó uno de mis discos preferidos del 2021, el tremendo Afrique Victime y, además, constituye mi primer acercamiento al Tishoumaren. Este estilo, cultivado especialmente en la zona de Níger y Costa de Marfil, destaca por presentar una hibridación absoluta entre el blues de corte USA y el folk tradicional de la zona, en un ejercicio de ida y vuelta de lo más curioso, al entrar en contacto en los campos de refugiados de los 90 donde convivieron desplazados y soldados norteamericanos.
A diferencia del primero, Funeral For Justice se encuentra atravesado de una serie de pulsiones que no terminan de encontrar su expresión y dejan un poso algo confuso. Mdou no ha abandonado su inclinación a la denuncia pero aquí opta por hacerlo a través de una serie de recursos estilísticos que le funcionan peor y, en general, hacen que el disco se sienta algo descompensado. En lo personal, aprecio muchísimo las primeras canciones con ese sabor a desierto y ese recurso a las guitarras duras a lo ZZ Top, a veces rozando la propuesta de unos Motorhead menos duros. Estas partes son increíbles, pero nadie debería dudar de su tremendo saber hacer y su enorme capacidad creativa para la guitarra electrica. Sin embargo, me parecen menos interesantes las partes del folk que creo, le restan dinamismo y potencia a las partes de guitarra y, en general, le quitan coherencia. En general, es peor en lo que el otro era excelso: la hibridación y, para mi, eso es un pecado imperdonable.
No ha dejado de interesarme Mdou, incluso este disco y sus múltiples fallos me parece interesante, pero Funeral for Justice marca un pequeño descanso en nuestra relación. Estoy seguro de que, más adelante, explorando la brecha abierta aquí, nos dará discos mucho mejores.
#27: The Jesus Lizard - Goat (1991), #28: Don Caballero - American Don (2000), #30: Neurosis - Times of Grace (1999), #32: Joanna Newsom - Ys (2006)
Los pongo todos juntos, porque no le encuentro demasiado sentido a separarlos. La importancia de estos discos, y la razón por la que he vuelto a ellos, es el reciente fallecimiento de Steve Albini, del que ya he hablado aquí. Todos ellos, producidos por el, representan un importante peldaño en la carrera de estos artistas y, algunos de ellos son discos que han sido muy importantes para mi.
El goat de Jesus Lizard es una obra inconmensurable. Una verdadera obra maestra de una forma tan concreta, como propia, de entender el punk. Un discurso único, en medio de un proceso de transformación de la escena independiente y un artefacto que dará cuenta de una verdadera cima creativa. No únicamente de la banda y de su productor, que tambien, sino de lo mejor que se estaba cociendo bajo los focos de la omnipresente industria cultural norteamericana. Albini, y casi todo lo que hay a su alrededor, destacan por ponerse al servicio de un punk que se aleja de los convencionalismos propios del estilo y, sin duda, la cantidad de influencias desbordantes en este disco ponen de manifiesto la riqueza inherente a estos músicos que no conocen límite alguno. Es un discazo.
Con el tiempo y el pasar de los años, he descubierto que esta banda es mucho menos famosa de lo que yo pensaba. Incluso a pesar de que es la matriz de uno de los componentes de Battles, que han tenido mucho más predicamento. Recuerdo perfectamente la primera vez que los escuché y como mi mente explotó en pedacitos. Que era esto que sonaba tan perfecto y tan preciso. La fiereza, en Don Caballero, viene de las progresiones matemáticas, de esa manera tan impersonal de hacer las melodías y eso, es algo que yo no había tenido la oportunidad de escuchar hasta que me topé con ellos gracias a un blog de los de antes. En aquel momento, no supe que el disco lo había producido Albini, pero sí que fui capaz de vislumbrar algo que lo hacía absolutamente increíble. Volver a él, ha estado bien y, creo, volveré a hacerlo regularmente.
Sobre Neurosis, a día de hoy, pesa una acusación de abusos por parte de uno de sus miembros y la desbandada del resto. Una pega enorme para un grupo imprescindible en la escena sludge y, en general, en el metal de las primeras décadas del S.XXI. De nuevo, me había perdido la presencia de Abini en este disco, pero no la increíble calidad y potencia del mismo. Aquí, el primero de una larga colaboración entre la banda y el productor, ambos se encuentran en una de las mejores cimas de sus carrera y Neurosis entrega uno de sus mejores álbumes. Una verdadera obra maestra en la que los riffs, lo sucio de la producción y la potencia de todo el conjunto construyen un discurso único que servirá de antesala a toda una forma de entender la música. Times of Grace es el lugar en el que el post rock, el doom y parte del hardcore convergen para dar pie a la aparición de una nueva manera de hacer música y que tendrá en bandas como ISIS unos referentes absolutamente increíbles. No sabría decir si es el mejor disco de Neurosis, pero sí que estoy seguro de que es un disco imprescindible.
He intentando posicionarme con este disco y he llegado a la conclusión de que cualquier opinión que emita va a dar igual. El disco, la unión entre Joanna y Albini, es tan pesado y enervante, como único y especial. En efecto, se trata de canciones infinitas de folk petardo con arpa y eso, perse, ya es le juega muy en contra. Sin embargo, a la vez, esconde una verdad en esos temas que, en lo personal, me seduce de una manera que me cuesta explicar. A lo largo de todo este tiempo, he ido volviendo a él intermitentemente y sigo sin saber si me parece absolutamente genial o una total castaña. Probablemente sea lo segundo y probablemente no vuelva a él, hasta que ocurra otro evento, pero ya forma parte de mi vida a unos niveles que me cuesta reconocer.
#29: Big Black - Atomizer (1986)
Cierro el recorrido por la obra de Albini, con el primer disco de su primera banda. Estos días, se han publicado innumerables recordatorios sobre esto, recomiendo encarecidamente el que hicieron desde
, en el que abordan la obra de esta primera banda de una forma integral y bastante completa. A veces, es necesario que te den un poco de guía a la hora de acercarte a artefactos tan concretos y tan específicos como esto, porque corremos el riesgo de no entender nada y eso sería una lástima.Es, de hecho, lo que me ocurrió a mi la primera vez que escuché este disco. ¿Qué es este sonido, porque es tan sucio y porque nada tiene pinta de estar donde debería? Pues bien, era un disco de la banda de Albini, nada más y nada menos. Aquí, a nivel de sonido, destaca la falta de batería y el uso de una caja de ritmos. Este hecho característico, construye un sonido muy extraño, por momentos algo desagradable, aunque por otro lado tan interesante, como hipnótico. En efecto, esta particularidad, torna la música del disco en un ejercicio de fiereza inusitada y Albini se entrega sin reservas al ruido industrial sobre el que transcurre todo el conjunto, construyendo una obra única y, a la vez, sentando las bases de aquello que hace de sus producciones algo increíblemente interesante.
Probablemente no sea su mejor disco, probablemente no sea en el que mejor suena y tampoco es lo mejor que nos podia dar, Shellac tiene muchos momentos más interesantes que este Atomizer. Pero, para mi, ninguno es tan sincero y tan cristalino como este. Pura descarga punk, pura vanguardia, pura furia. Es y será siempre, uno de mis preferidos.
Para la Semana que viene:
#31: Maruja - Connla’s Well (2024)
#33: Dead Kennedys - Fresh Fruit for Rotting Vegetables (1980)
#34: Los Planetas - Una Semana en el Motor de un Autobús (1998)
#35: Shellac - To All Trains (2024)
#36: Beth Gibbons - Lives Outgrown (2024)
#37: Captain Beefheart - Safe as Milk (1967)
#38: Daga Voladora - Los Manantiales (2024)
La foto del encabezado es de Annie Williams en Unsplash