En general, este año me esta costando muchísimo mantener el ritmo de las publicaciones, pero mi compromiso sigue siendo el mismo. Gracias por vuestra paciencia. Una semana más, volvemos a la carga con un nuevo informe y esta vez, vengo cargadisimo de cosas que comentar. No lo voy a tratar todo, porque se trata de escribir un informe, no un facsímil del Quijote, pero irá apareciendo todo en los siguientes informes. En este, voy a desgranando poco a poco las novedades y a ver hasta donde llegamos. En términos generales, la ultima semana y media se ha caracterizado por tres aspectos fundamentales.
El primero ha consistido en volver a usar mi viejo iPod Classic del 2007. A lo largo de la última semana de mayo, leí este artículo en Applesfera y, rapidamente, senti la necesidad de recuperarlo. No se si lo he contado alguna vez, pero es uno de los elementos que más asocio a la felicidad, a la paz y al descanso, está presente en casi todos mis recuerdos y siempre me ha acompañado a lo largo de los últimos 20 años. Con él, escuché aquella canción que hoy no recuerdo, en la ladera del Chimborazo a 3000 metros de altura, absolutamente impresionado por estar sentado en la cordillera de los Andes. Yo, en la cordillera de los Andes. Con él en el bolsillo me aprendí París de memoria, me di paseos infinitos durante horas, siempre escuchando alguna canción por obra y gracia del random. De Queens of the Stone Age, a Pantera, pasando por cualquier cosa que en aquellos años hubiese llamado mi atención. Recuerdo, muy vividamente, un paseo por la calle Tolbiac y Don’t Stop Me Now. Enfín, forma parte inseparable de mi vida y volver a el me ha permitido experimentar, de nuevo, esa sensación tan concreta y única. Esa que implica reducir tus opciones a 80gb, podría meterle más música pero he decidido usar exclusivamente lossless a pesar de no tener unos cascos Hi-Res, navegar por sus menús, hoy anclados en un tiempo pasado que claramente no fue mejor, limitarte a escuchar los discos que tienes, acordarte de un disco que se te ha olvidado meter cuando ya estas fuera de casa o tener que tratar con una versión de iTunes de hace más de 10 años. En definitiva, pequeñas incomodidades que nos recuerdan el camino que hemos andado en estas dos décadas.
Pero, dejando de lado el fetichismo del objeto, hay razones de sobra para utilizarlo. Una de las cosas que más caracterizan a Apple, especialmente al Apple del 2007, es que todo lo que hacen es de alta gama y eso tiene sus implicaciones. En este caso, los iPod, por ejemplo, consiguen una calidad del sonido que se podría comparar con un dispositivo de Hi-Res, gracias al DAC que lleva incorporado. De esta forma, aunque el stock (el software de Apple) no sea capaz de reproducir FLAC (existe la posibilidad de meterle rockbox y ganarle tanto un poco más de calidad, como algunas funciones adicionales) sí que puede manejar ALAC (el formato lossless propietario) hasta 24 bits y sacarlos por la señal analógica sin pérdidas. Este factor, puede parecer una tontería, pero le otorga una vigencia increíblemente interesante al permitir el acceso a calidad casi audiófila por un gasto algo más reducido. Aunque no hay que engañarse, se sigue necesitando unos altavoces que sean Hi-Res o unos cascos de alta gama y, sobre todo, unos archivos de música que estén a la altura, en caso contrario solo será un mp3 bastante incómodo de utilizar. Por lo demás, la experiencia de no estar conectado a internet, de no tener delante la pantalla del móvil, de tener tu música y de sentirte dueño de lo que escuchas, no tiene comparación posible con nada y sigue siendo la forma más completa y más satisfactoria de escuchar. A día de hoy, lo uso todo el rato, conectado a mi pequeño amplificador Blackstar o una mini cadena Phillips que tengo, que no son es Hi-Res, pero si analogicos. Aunque siempre que salgo de casa llevo los cascos Bluetooth, por si acaso, la bateria está un poco loca, de momento no me ha dejado tirado.
El segundo, un poco más moderno y actual, consiste en el descubrimiento de una nueva red social: Record Club, que ha venido a sustituir todo lo que comente en el informe pasado sobre musicbrainz, sencillamente porque es mejor en todo, muchísimo mejor. Supe de su existencia gracias a una nota en la newsletter de
, concretamente en esta entrada. El caso es que me apunté a la lista de correo y, un par de días después, me llegó la invitación. El resto, está todo registrado en la aplicación. Para mi, ha unificado en una sola interfaz todos mis herramientas de gestión de la música: donde registro todo lo que escucho (Notion), donde tengo controlada toda mi colección de vinilos (Discogs), donde compro y descubro la mayoría de la música que consumo (Bandcamp) y, sobre todo, el servicio que utilizo para poder tener un histórico de mis primeras impresiones sobre un disco (RYM). De esta forma, la potencia de la herramienta, para mi, está completamente fuera de discusión. Además, tiene una interfaz verdaderamente bonita, cómoda y cuidada, integra la base de datos de musicbrainz, permite introducir notas y tiene un sistema de recomendación y publicidad de lo más interesante. Me encanta, para qué engañarnos. Ojalá despegue, por mi parte, no puedo más que invitaros a entrar. Aquí os dejo el enlace para pedir invitación, y yo tengo 3 disponibles, así que no dudéis en pedirme, aquí os dejo mi perfil, por si queréis darle a follow. Ya somos unos cuantos usuarios y, espero, seamos muchísimos más.El tercer, y último, punto me sirve para introducir un poco este ultimo tiempo. En mi mente, yo tenía intención de abordar todo lo que me dejé en la entrada anterior y hacer un pequeño informe con el que cerrar todo lo que llevo colgando, porque, la verdad, se me esta empezando a atascar. Pues bien, nada como ponerse una meta, para terminar haciendo cualquier otra cosa que, en general, no tiene nada que ver. El desarrollo de los acontecimientos fue un poco así: una conversación de lo más inofensiva terminó desbloqueando el recuerdo de un concierto de Redd Kross en El Loco y todo lo demás, fue hundirme en las arenas movedizas del Power Pop y de todas las subvariantes que tiene. Contrariamente a lo que parece, son muchas y muy variadas. Desde ASAJA (Redd Kross), que dirían en
, hasta The Posies, pasando por una miríade increíble de propuestas, grupos y sonidos, hasta terminar en el Insomniac de Green Day, ha sido un camino de lo más inesperado. A lo largo de este informe no lo abordaré, porque si no no terminariamos nunca. Así, recuperaré un poco de lo que se ha quedado pendiente. A lo largo de las siguientes semanas, ire profundizando un poco más en todo esto del power pop, sobre lo que me gustaría poder detenerme con calma, porque es un tema interesante.#52: Los Enemigos - Tras el Ultimo no Va Nadie (1994)
Los Enemigos - Tras el Ultimo no va Nadie
Empiezo por el final porque es, probablemente, el disco que más me ha interesado de cuanto he estado escuchando estos días. Sin embargo, antes de comentar mis primeras impresiones, quiero confesar que no soy un fan especialmente convencido de la banda. Hasta hace poco no había escuchado nada suyo y no soy ningún experto en Josele Santiago, al que paradojicamente he visto en directo, o en Fino Oyonarte, al que conocí el año pasado gracias a Arrecife (2024) y he profundizado este año por su participación en Clovis, de los que ya hablaré otro día. Dejar esto claro es importante porque mi punto de vista no está influenciado por su trayectoria, ni los consensos en torno a su obra, que dictan que este es uno de sus disco más flojos. Es más, ha estado descatologado durante muchos años y ahora, está de oferta a 12€, precio al que lo compré el otro día.
Mi interés, por tanto, se encuentra alineado más bien con la búsqueda de un sonido muy concreto. A veces, me resulta increíble lo mucho que desconozco del rock que se ha hecho en el estado español y de las diferentes geneaologias de las escenas que han poblado la industria cultural de España. Recuperar este legado, parece que está siendo el leitmotiv de este año en el que no paro de escuchar música de aqui y no dejo de sorprenderme. El caso es que el papel que juegan Los Enemigos es, desde mi punto de vista, capital. Tanto, que si te dejas llevar por la curiosidad, puedes terminar en lugares nada recomendables y en compañías de lo más cuestionables.
Cuando estuve escuchando Super 8 de Los Planetas, que aparecen reseñados en el informe pasado, me di cuenta de que, por momentos, sonaba a un rock que me era muy cercano y muy familiar. Un rock algo mas tosco y tradicional de lo que me esperaba que fuesen Los Planetas y, sobre todo, muy alejado de las referencias estéticas que los de Granada estaban movilizando. En apariencia, no sonaba a Pavement, a Yo La Tengo o a Joy Division. Sonaba más patrio, a unos Barricada mucho más interesantes o a unos Leño con menos ganas de mirarse en el progresivo de los 70 y más al indie USA de los 80 pero sonando a Leño igual, a unos Extremoduro primigenios, antes de creerse su propio cuento, podria incluso recordar a las mejores etapas (si es que eso existe) de los primeros Platero. Era una pista un poco ambigua, dado que se inserta en los primeros 90 y coincide en el tiempo con la época de eclosión de todo este este sonido que terminará perpetrando algunos de los crímenes más salvajes contra la música en castellano, pero era una pista al fin y al cabo.
Pues bien, la clave era Fino Oyonarte y la conexión estaba en que un disco, sigue al otro. En efecto, Fino es el productor del Super 8, y, probablemente, sea el vehículo de transmisión para ese sonido tan característico al que hacía referencia antes y que, en Super 8, se torna en una pulsión indie que le aporta a temas como 10.000 unas guitarras saturadas absolutamente increíbles.
Justo un año después de aquella experiencia, se publica este Tras el Ultimo no Va Nadie y, personalmente, me parece una cima absoluta del rock del estado español. Aquí se dan cita toda una serie de tradiciones que colisionan en todas direcciones y sientan las bases del camino que seguirán casi todas las escenas del rock y el indie patrios. Es un poco exagerada la afirmación, lo sé. Es un poco adrede. Creo que son uno de los más relevantes exponentes de una transformación que ya se estaba dando antes, pero el artefacto queda aquí, expuesto a los oídos de cuantos quieran escucharlo. Es un disco sucio, atravesado por dos pulsiones evidentes el rock de corte más clasico, casi bordeando el hard rock, con la presencia de unos solos y unas guitarras potentisimas, pero tambien por un indie que parece beber de las influencias de fuera y sintetizando una versión de los Dinosaur Jr de pantalones de cuero y vino barato. También es un disco crepuscular, algo rudo en las formas, pero emocionalmente muy cargado y expresivo que, a diferencia de lo que ocurre con otros exponentes, hace gala de una sensibilidad rica y no se hace pesado en ningún momento. Sin Hueso, para mi, es la piedra rosetta que nos ayuda a desentrañar los misterios de cuanto se ha hecho en el estado en los últimos 30 años.
Tras el ultimo no va nadie, es un disco mayúsculo. Quizá no es el mejor de Los Enemigos y tampoco del rock en castellano, pero si que es un artefacto que aúna en su haber toda una serie de tradiciones de una forma tan única, como singular.
#36: Beth Gibbons - Lives Outgrown (2024)
A veces, hay discos que esperas con muchas ganas y sobre los que tienes puestas muchas espectativas. Discos cuyo hype generalizado parece indicar que van a ser el siguiente gran disco de tu vida y que luego, por la razón que sea, no consigues conectar con lo que propone. Esto es, a grandes rasgos, lo que me ha ocurrido con Lives Outgrown. No es que sea un neófito en la obra de Beth Gibbons, sus discos con Portishead me parecen algo increíble. Es más, Dummy, probablemente sea uno de los discos más influyentes en mi manera de entender la música y suyo es uno de los mejores directos que he visto en mi vida, el que dieron en el FIB en 2011 justo antes de Arcade Fire. En ese momento, yo no lo sabia pero me estaba despidiendo de muchas cosas que no volveria a sentir hasta 10 años despues, con la publicacion de For The First Time de Black Country, New Road, pero esa es otra historia. En cualquier caso, fue una experiencia irrepetible.
Sin embargo, aquí, no he encontrado nada que me interese. El desarrollo de los temas, fuertemente apoyados en pasajes de voz y sintetizadores, como cabe esperar por otro lado, se hace lento y agónico. Por momentos, resulta incluso aburrido y repetitivo. En lo personal, me parece que el disco falla en aquello que debería ser un ejemplo de maestría: en construir temas interesantes y sorprendentes, temas cuyo avance siempre depara un recoveco nuevo, una sorpresa o un desarrollo absolutamente inesperado y acompañarlos de un desempeño vocal profundo y emocionalmente bien trabajado. Pues bien, nada más lejos de la realidad. Se trata de un disco en la que la voz, omnipresente, me resulta floja y carente de emocionalidad y en el que los temas discurren, uno después del otro, sin una personalidad manifiesta, en especial debido a una construcción electrónica algo manida en la que no observo una gran inspiración.
Soy perfectamente consciente de que el problema es mio. En términos generales, el disco ha convencido a todo el mundo, llegando a puntuar un 3.88 en RYM y siendo cuarto con la mejor valoración del año. Pero, aun con todo, este disco no me ha gustado nada. Quizá, en otro momento, con otra mentalidad y otra predisposición sea capaz de conectar con Lives Outgrown, pero hoy por hoy, claramente, no es para mi.
#45: Horndal - Head Hammer Mand (2024)
Horndal son una banda sueca de Sludge, oriunda de la ciudad de Horndal. En lo personal, sigo completamente fascinado con la cantidad de buen sludge que está saliendo este año y es que este Head Hammer Mand es un tremendo ejemplo de esta impecable cosecha. Antes de leer de su existencia en su tier correspondiente en
no había oído hablar nunca de ellos, así que me acerco al disco como un total inexperto y eso, creo, le juega muy a favor ya que movilizan toda una serie de influencias de una manera tan personal como interesante.Uno de los puntos que más destacan es el apartado de las letras. Tal y como comenta
en su reseña para , no se trata, y esto es de agradecer, de soflamas de contenido nazi o de extrema derecha, sino todo lo contrario. Horndal, hace gala de un marcado discurso de clase y relata aspectos relacionados con la tradición de lucha obrera y las revueltas populares. Esto, per se, ya es un rara avis en la escena y es algo digno de mención, pero es que, además, a nivel de sonido son verdaderamente interesantes.A mitad camino entre un sonido sludge moderno, véase con altas dosis de riffs muy potentes y el sonido de la tradición de la son deudores, la propuesta de Horndal es tan interesante en lo que escuchamos, como en la potencialidad que encierran como banda. No en vano, se trata de su tercer disco y representa una solidificación importante de las bases de su propia personalidad. Por momentos, recuerdan a los Mastodon de la transición hacia el Blood Mountain, cuando aun no habían abandonado del todo la tendencia progresiva del crack the sky. Aunque también suenan sucios y rabiosos, con momentos que recuerdan a los Down de Phil Anselmo y otros referentes más canonicos del genero.
Con todo, es un buen disco y una propuesta de lo más recomendable, incluso aunque la voz le pese demasiado. Es, sin duda, lo peor que tiene. Tampoco le hacen justicia algunos riffs que, por momentos, se hacen un poco densos y repetitivos. Aunque, sinceramente, en conjunto es una perfecta puerta de entrada para entender y valorar lo que es atractivo del Sludge, porque ellos lo controlan perfectamente y se nota que se han curtido escuchando a los clásicos. Fuck the Scabs es un trallazo cósmico.
#39: Ufommamut - Hidden (2024)
Aunque no terminase de repasar todo lo que ha sido la semana, para mi, era importante cerrar el ciclo del sludge y el metal. Hasta que este viernes salga publicado lo nuevo de Ulcerate y, probablemente, aproveche para hacer un paquete y comentarlo con el de 2020. Este año, además de bucear por la tradición rockera del estado español, estoy empezando a desarrollar una verdadera pasión por todo lo que es el black y el death metal más técnico. Ya hablaré de todo esto más adelante. Ahora vamos a centrarnos en Ufomammut y en su propuesta.
Antes de nada, Ufomammut son una banda de sludge italiana, aunque tiendan más al doom y al stoner que a una definición canonica de sludge, con una trayectoria solida y una personalidad tan propia como reconocible. Si bien es verdad que, en sus primeros discos, se miran en los Sleep del Holy Mountain, una obra tan interesante como actualmente vigente, poco a poco van haciendo avanzar su sonidos hacia nuevo y experimentales territorios. En este punto, cabe destacar la dupla que forman los Opus, donde tienden mucho más al drone, donde, para mi gusto, pierden algo de interes. Aunque yo no soy nada fan del drone. No obstante, siempre consiguen sonar a ellos, hagan lo que hagan y eso implica una serie de virtudes que no siempre son evidentes.
Ufommamut suena a Ufomammut, con unos principios claros, son grupo perfectamente bien engrasado y capaz de reconocerse en lo que hacen. A veces más inspirados, otras menos, pero siempre con una firma clara y un sonido excelso. Es un poco lo mismo que ocurria con Shellac o con Mudhoney, grupos que siempre están a un nivel altisimo y cuyas propuestas a veces son más interesantes y otras menos pero siempre lo hacen bien. Este hecho, por lo general, hace que la experiencia de afrontar un nuevo disco tenga una sensacion de familiriad que, como oyente, es agradable y cercano. Aunque, tambien, dificulta un poco separar las partes que son más procedimentales de las que, de verdad, expresan algun tipo de emocionalidad o están moviendo algun tipo de contenido, más alla del mero ejercicio estetico.
En lo personal, esto es un poco lo que me ocurre con Hidden. En lo que respecta a su concepción, plantea un salto que lo conecta con algunos de sus mejores albums, pienso por ejemplo en Ecate (2015) y lo aleja de otros más experimentales. De esta forma, recuperan elementos más clasicos de su sonido y nos permiten entregarnos a las mieles de las progresiones pesadas, los pasajes lisergicos y los impresionantes riffs que desarrollan los temas. No obstante, para mi, no termina de emocionarme y creo que el problema radica en la propuesta y el tono elegido. Si bien es cierto que el stoner, del tipo que sea, es altamente disfrutable, tambien es un genero que se encuentra un poco anquilosado en sonidos del pasado y cuya evolucion canonica se frenó hace tiempo. No digo que el disco no funcione, esta muy bien, digo que el sonido y la propuesta suena mucho más vulgar de lo que deberia y eso, a mi juicio, le resta interes.
Aun asi, es una puerta ideal para entrar en el desierto y disfrutar de las fumadas lisergicas que proponen. Nunca, jamás, este tipo de discos, son una mala elección para pasar un buen rato y dejarse llevar por paisajes inexplorados. Al fin y al cabo, Ufommamut son excelentes.
Para la Semana que viene:
#31: Maruja - Connla’s Well (2024)
#37: Captain Beefheart - Safe as Milk (1967)
#40: Ulcerate - Stare Into Death And Be Still (2020)
#41: Smlrc - A Lonely Sinner (2024)
#42: The Jesus And Mary Chain - Psychocandy (1980)
#43: The Posies - Amazing Disgrace (1996)
#44: The Posies - Frostin The Beater (1993)
#46: Stone Temple Pilots - Tiny Music… Songs From the Vatican Gift Shop (1996)
#47: Stone Temple Pilots - Purple (1994)
#48: Redd Kross - Researching the Blues (2012)
#49: Redd Kross - Phaseshifter (1993)
#50: Redd Kross - Neurotica (1987)
#51: Morphine - Cure for Pain (1993)
Pd: La foto del pie del thumbnail es mi iPod Classic. Un pequeño homenaje a más de 20 años de servicio.