#21 Informe final del 2023: Segunda Parte: La Parte Baja de la Tabla
Un breve recorrido por los discos que han marcado mi 2023
Esta semana seguimos con el cierre del 2023 y abordaremos la parte baja de la lista. Pero antes, quería detenerme sobre algunas novedades que me parecen interesantes. A medida que nos acercamos al fin de año, el flujo se va parando y en las últimas semanas ha sido poco lo que rascar. Sin embargo, si la semana pasada comentaba los discos de Danny Brown e Israel Fernández, esta semana se me van a quedar fuera el CONO de Pop Filter y el Eta Edertasunaren Lorratzetan Biluztu Ginen de Lisabö, dos discos de altísimo nivel y cuyas escuchas he apreciado muchísimo. Es una lastima que no me dé tiempo a interiorizarlos lo suficiente. En cualquier caso, los recomiendo mucho porque creo que son dos obras que merecen toda nuestra atención y sería injusto que se quedaran en tierra de nadie.
Dicho esto, también creo que es importante mencionar que, este fin de semana, nos han dejado dos personas cuyo legado merece ser recordado hoy y siempre. En primer lugar, Shane MacGowan, cantante y alma mater de los eternos The Pogues, nos dejó el 30 de noviembre y, con él, se acallaba una de las voces más carismáticas y singulares del panorama internacional. El gran representante del folk punk, su influencia se deja sentir en muchos y muy variados referentes de los que hemos comentado aquí a lo largo de las semanas, por ejemplo en Jeff Rosenstock. Aunque para mi, su colaboración con Nick Cave en Death is Not the End, nunca mejor dicho, siempre será algo mágico. En segundo lugar, también se ha marchado Concha Velasco. Referente absoluto de todo lo que está bien en el estado español y merecedora de mucho más reconocimiento del que le damos.
La semana pasada, publiqué la lista que explicaba las coordenadas y las texturas sobre las que he construido mi año 2023 de música. Un año, en el que puedo decir que he vuelto a encontrarme y he soltado mucho lastre. Atrás quedaron, por ejemplo, muchos de los sonidos del metal extremo con los que ya no me siento nada representado. Hubo una época en que la turbulencia de mis propias emociones era tal que encontré mucho refugio en estos paisajes. Hoy, algo queda, pero ya no es lo mismo y ya no lo disfruto igual. Lo mismo me ha ocurrido con algunos sonidos más convencionales y, sobre todo, más rock. No es que ya no me guste, es que mi imaginario se ha expandido y ya no me encuentro tanto en ciertas expresiones emocionales más simples. De esta forma, he recuperado aquel hardcore que tanto me gustó durante mis primeros años de adolescencia. También las texturas del Post Rock han vuelto a poblar mis sesiones. Aunque, lo más destacable es que he recuperado el punk que jamás tendría que haber abandonado. El punk, como siempre ha sido, se ha vuelto a convertir en mi herramienta predilecta a la hora de sublimar mi propia emocionalidad. Hoy, ya no busco tanto el cabreo de antaño, ni necesito la rabia que vehicula otras propuestas y que me fue llevando hacia el metal, pero si que busco una música un poco más cargada de potencia y significación, especialmente en lo emocional. Tampoco le hago ascos a la complejidad, no nos engañemos. Pero, sobre todo, he descubierto todo el abanico de satisfacción que todas las iteraciones del Pop tenían para mí. El año 2023, para mí, es el año del pop en toda su magnitud. Todo esto, para explicar que esta lista es muy personal y muy intransferible. Con ella no pretendo sentar cátedra ni participar en una suerte de wrapped, más bien compartir toda una serie de hallazgos que, para mi, han resultado ser una tremenda fuente de alegría.
Este informe, el segundo del final de año, se va a componer de un total de 10 discos que corresponden a los de la segunda parte de la tabla. Estos, ya se encuentran ordenados de peor a mejor. De esta forma, el primero de la lista, creo que se sitúa en un lugar inferior en cuanto a interés o calidad, que el último. Dado que, al igual que ocurría la semana pasada, muchos de ellos ya han sido comentados a lo largo del año, voy a introducir un comentario personal que explique mi hallazgo y permita entender su presencia y su prelación. A veces hay discos que son mejores en calidad, pero que no entran tan bien y viceversa. Quiero dejar claro que no busco la objetividad, ni mucho menos y que no pretendo que mis posiciones sean universales, pero sí que pretendo que todas mis decisiones sean comprensibles.
Como de costumbre, mis discos pueden ser consultados en Bandcamp (Estos días estoy empezando a comprar tmb en Qobuz) y la lista completa de lo que he estado escuchando durante este año puede ser consultada aquí (cabe mencionar que muchos discos se van a ir moviendo y que la foto de hoy, no se parecerá mucho a la del final de año). Sin más preámbulos, vamos a comentarlos.
Lista de Discos del 2023: La Parte Baja de la Lista
#2.10 The Enduring Spirit (2023) - Tomb Mold/SAVED! (2023) - Reverend Kristin Michael Hayter
Empezamos y ya hago trampa. he sido incapaz de no poner alguno de los dos. Ambos representan el lugar de donde vengo o, al menos, un refinamiento de aquello que decía que ya no me representa. He encontrado muchas cosas interesantes en estos discos y no puedo dejar de invitar a entrar en ellos, aunque no sean cómodos.
El primero, el de Tomb Mold, es un disco de Death Metal, si, pero también representa un ejercicio técnico impresionante. Sus desarrollos van conquistandote a medida que avanzan y dejarse llevar es una experiencia única. Me ganó gracias al tema Will of Whispers, pero sobre todo lo que más me llevo de este disco es la capacidad de aunar muchos elementos que en otras épocas de mi vida tuvieron un peso significativo y devolvermelo en unas coordenadas que me resultan sugerentes e inteligentes.
El segundo, el de Reverend Kristin Michael Hayter, hace lo mismo con una visión muy particular del folk. Uno de los géneros que más disfruto es el folk en clave norteamericana. El country, el gospel, el blues, todo este tipo de cosas. Sin embargo, no suelo encontrar propuestas nuevas que me parezcan interesantes o me llamen la atención de una forma contundente. Este hueco es el que ha rellenado Lingua Ignota con su nuevo proyecto. Además, lo ha hecho, filtrando una serie de vanguardias muy interesantes en su propia visión del gospel, dando como resultado un disco exquisito.
#2.09 Noches Blancas, Mañanas Negras (2023) - Alexanderplatz
Si a principios de año, alguien me hubiese dicho que un disco de teclados, rancheras y lo que surja, sería uno de mis favoritos del año, le hubiese dicho que estaba loco. Sin embargo, aquí estamos. Alexanderplatz, desde la falta de aprecio que me despiertan sus discos anteriores, se ha ganado a pulso mi admiración. Este disco es exquisito en todo lo que plantea. Me ha gustado especialmente la parte guitarrera que atraviesa todo el disco, esas melodías pop con guitarras potentes son pura fantasía, y su capacidad para enmascararlo detrás de una propuesta que remite a un imaginario completamente diferente. De esta forma se genera un diálogo continuo entre diferentes géneros que funciona de una manera absolutamente inesperada y que lo convierte en una obra única y singular. Todo el disco está lleno de sorpresas agradables y de temas increíbles como son Veneno Gratis o Virgencica pero, sobre todo, es un paso adelante en mi imaginario y una posición muy fuera de mi zona de confort.
#2.08 Pet Sounds (1966) - Beach Boys
Una cosa me llevó a la otra y, de repente, estaba escuchando a los Beach Boys como si no hubiese un mañana. Para mi desgracia, llegar a interiorizar todo lo que es Pet Sounds, no ha sido nada fácil y aún me quedan recovecos que analizar y caminos que explorar. Es un disco inmenso, no en vano es considerado uno de los mejores de toda la historia. Pero, su presencia aquí, en este puesto, se explica porque es la entrada a una sonoridad que me ha resultado inesperada, aunque muy intensa. Mi enamoramiento repentino con el pop viene de la mano de Pet Sounds, a pesar de que yo no sea nada fan del pop de cámara y de muchas de las cosas que derivan de aquí. No obstante, este disco representa un perfeccionamiento de las propuestas de mediados de los 60 frente a otros que optaron por simplificar su sonido o abrazar la pomposidad, aquí encontramos una capacidad única de vislumbrar, o de alumbrar, un futuro que estaba por llegar. De nuevo, en unas coordenadas parecidas a las de Alexanderplatz, es un disco sencillo en apariencia pero con una voluntad de trascender absolutamente maravillosa y llena de pasajes de una enorme belleza. God Only Knows es puro amor.
#2.07 This Stupid World (2023) - Yo La Tengo
Lo mio con Yo La Tengo fue amor a primera vista. A primera, después de años pensando que eran absolutamente prescindibles y de estar muy equivocado. Este hecho, pone de manifiesto la necesidad de encontrarse en el momento correcto a la hora escuchar discos y de abordar carreras. Un mal momento puede estropearte un gran disco y This Stupid World es precisamente eso, un gran disco. Sinatra Drive Breakdown, fue la clave de este enamoramiento que, posteriormente vendría a rubricar Spec Bebop. Para mí, el papel que juegan Yo La Tengo es el de ser capaces de abrir mi mente a nuevos sonidos desde unas texturas que me eran conocidas y muy apreciadas. De esta forma, y remitiendo continuamente a una especie de Sonic Youth no tan experimental, me fueron acercando a una manera muy concreta de entender el rock en donde me di cuenta de que eso era lo que me gustaba. Todo esto, además, en una obra deshinibida, creativa y llena de una emocionalidad que me ha resultado especialmente atractiva e interesante. Admiro mucho la capacidad que tiene la banda de construir un discurso tan sólido a través de una cadencia de canciones seleccionada con una precisión de orfebre. Si no hubiese prestado atención a este disco, mi vida hoy no sería la misma y, desde luego, esta lista no sería tan rica en sonoridades y paisajes tan diferentes.
#2.06 Farm (2009) - Dinosaur Jr
Dinosaur Jr son una de las bandas de rock con una trayectoria más sólida y una calidad indiscutible. Su historia, ya es otro cantar y no siempre ha sido muy admirable. El caso es que se reunieron a mediados de la primera década de los dosmiles y, cuando nadie lo esperaba, sacaron una serie de discos increíbles. Farm, pertenece a esa época. Para mí, es un discazo mayúsculo. A veces, cuando lo escucho, desearía ser capaz de construir esos pasajes de guitarra absolutamente increíbles. Me encanta perderme en la sonoridad de esas canciones y dejar transcurrir los minutos mientras me dejo llevar y pienso que todo es posible. Suena crudo, las guitarras tienen una potencia y una fuerza muy característica que remiten más al Bug que al Beyond, pero no siempre es crudo. A veces, se presenta con una sonoridad más vulnerable y más cercana, siendo un continuo carrusel de emociones que van y vienen. A mi, canciones como I Want you To Know o I Don’t Wanna Go There, me hacen vibrar como pocas. Vale, es un disco largo, por momentos muy masculino en sus postulados y, hoy, suena un poco añejo, es cierto. Pero, al final, se trata de encontrar una conexión y este disco me representa mucho. Ha sido, sin duda, uno de mis descubrimientos más queridos y uno que espero que me acompañe durante muchos años más. Además, admiro la manera en la que Mascis dialoga con Neil Young. Para mi, son dos caras de la misma moneda.
#2.05 HELLMODE (2023) - Jeff Rosenstock
Jeff Rosenstock es puro amor y también es puro punk. Es, además, la prueba fehaciente de que se puede hacer punk y, a la vez, seguir sonando apetecible. En este disco, sigue sonando a él, no se deja un ápice de su esencia por el camino, pero es capaz de evolucionar hacia nuevas sonoridades. De esta forma, sin dejar de sonar a él mismo, lo vemos transitar una serie de paisajes que remiten al Pop Punk de los primeros dosmiles. En este sentido, en el disco hay un desasosiego muy marcado que, si bien no se enraiza en las mismas problemáticas que los referentes que maneja, si que se hermanan en la sensación de deshumanización generalizada. Este hecho, para mí, le da a todo el conjunto, una emocionalidad que me es muy cercana y, al sonar punk, me resulta agradable y reconfortante. Este disco sabe a verano, sabe a cerveza mala y vino cabezón, pero en ningún momento deja de ser fino y elevado. Para mí, la vuelta a estos sonidos ha significado todo un revulsivo y me ha permitido rescatar una versión de mi que olvidé hace mucho tiempo. Jeff, como si de mis canicas se tratara, ha traído al mundo consciente anhelos y sensibilidades que se quedaron flotando, truncadas en medio de miles de escenarios que nunca fueron. Esta dualidad, entre la trascendencia y lo superfluo es la principal bondad de una obra que, de nuevo, parece ligera pero no lo es.
#2.04 No Code (1996) - Pearl Jam
Este disco ha sido mi enamoramiento más extremo de la recta final del año. Es absolutamente increíble. Es la muestra de que Pearl Jam, en su época imperial, eran capaces de todo. Si con Mudhoney aprendí que nunca quisieron ser la banda de rock más grande del planeta, con este disco comprendí que Pearl Jam sonaba de la forma que lo hacía porque querían sonar así. No Code, se compone de retales de canciones a medias, de anhelos frustrados, de caminos cercenados y una plétora de experimentos fallidos. Pero, también, nos muestra unos Pearl Jam cansados, hartos de sí mismos y en una posición vulnerable tanto personal, como artísticamente. Este hecho les llevará a emprender un camino de búsqueda de una esencia que no encontrarán aquí, pero en cuyo desarrollo se mostrarán sinceros como yo les he escuchado pocas veces. Aquí se descompensan, se desmelenan, gritan, acortan las canciones, juguetean con el garage, les escriben letras a sus colegas y cuentan partes de sus vidas algo más mundanas, aunque también abrazan la trascendencia. Para mi este disco es grandioso y con él, he aprendido a respetar a esta banda a pesar de que fue un fracaso de ventas y de crítica. Nunca me había gustado Pearl Jam, hasta que me senté y me dejé llevar por las canciones de No Code. Who You Are, sigue siendo mi canción preferida y considero que es su cima más absoluta. Sin embargo, la principal bondad de este disco, para mi, es que me dió la capacidad de trazar una línea entre el grunge que me interesa y el que no.
#2.03 Intercepted Message (2023) - Osees
Osees es, a día de hoy, una de mis bandas preferidas y uno de mis principales fetiches, junto con King Gizzard and The Lizard Wizard y WOODS. Me cuesta mucho ser objetivo con ellos, porque casi todo lo que hacen me gusta. Aunque, todo sea dicho, a veces me ponen muy complicada la militancia. En el caso de Osees, a mi juicio, tienen una etapa un poco antes de la pandemia y que se extiende hasta 2022 con A Foul Form, que se me hace un poco bola. Especialmente cuando abandonan el garage que les hace grandes en discos como Carrion Crawler/The Dream, Face Stabber, Smote Reverser, Orc o Floatin Coffin y se dejan llevar por los terrenos del krautrock y la experimentación con sintetizadores. En cualquier caso, Dwyer es capaz de traer lo que sea a su propio imaginario y, a pesar de que no me despierte demasiado interés, cualquier disco de Osees debería merecer nuestra atención. Intercepted Message no podía ser menos y, tras escuchar los avances, me quedó claro. Stunner, marcaba el camino por el que quería verlos caminar. Guitarras potentes, sonido físico, de ese que te posee y te hace moverte descontroladamente pero, también, una presencia muy marcada de sintetizadores. Este disco parece funcionar como una especie de nexo entre las diferentes propuestas que han transitado a lo largo del tiempo. La base sobre la que se construye es garage, con unos pasajes de guitarra potentes y elegantes, pero también hay mucho sintetizador. Todo, en este disco, es absolutamente disfrutable y siempre vale la pena entrar. Para mí, además de representar el punto en el que recupero una de mis bandas preferidas, es la prueba de mi propia necesidad de expansión y uno de los resultados más increíbles de la ampliación de mi propia manera de entender la música. Aquí, en estas canciones, he tenido la oportunidad de enfrentar y reconstruir mis coordenadas musicales como muy pocos discos lo han conseguido.
#2.02 Sun & Shade (2011) - WOODS
La semana pasada situaba fuera de carta el Perennial de WOODS, su disco de 2023, en detrimento de Sun & Shade. Este, llegó a mi vida unos meses antes y, la verdad, la relación que establecimos fue tan natural, como intensa. Este disco, uno de los menos famosos de la banda, es, para mi, una de sus cimas más absolutas y el disco en el que, con perdón de Bend Beyond, mejor sintetizan todo lo que son. Quizá, la principal diferencia está en que aún se sitúan demasiado cerca de sus primeros discos y presenta un mayor peso del garage y el Lo-Fi. Además, es cierto que Sun & Shade es un disco algo deslavazado y con una coherencia interna menos sólida que Perennial, que Bend Beyond y que otros más conocidos, lo que le resta enteros. Sin embargo, será aquí donde se atrevan a trascender su sonido y den un verdadero paso de gigante. A nivel de producción, lo hacen todo más limpio y, además, las partes psicodélicas, especialmente en los dos temas largos, son apasionantes. En efecto, muestran una mezcla hipnótica, a mitad camino entre el indie folk, en clave americana, y la psicodelia de corte garagera que lo hace único y le otorga un sonido que no volverán a tener. Es un disco de transición, razón por la cual no presenta una propuesta tan pulida y tan perfecta como serán los discos siguientes. Aquí, WOODS se está buscando y esa búsqueda es lo que queda aquí plasmado y lo que yo más aprecio de este disco. La descompensación estilística de la que hace gala, pone de manifiesto una necesidad de encontrarse con la que me vi clara y rápidamente identificado. Para mí representa un punto de inflexión en mi propia búsqueda y el principio de mi necesidad de desbordar, incluso, mis propios límites. Quizá no es el mejor disco de WOODS, pero sí que es el espaldarazo que yo necesitaba para darme cuenta de cómo funciona una sensibilidad concreta que estará presente a lo largo de todo el año.
#2.01 Rat Saw God (2023) - Wednesday
Rat Saw God, es el primero de esta lista, pero también podría ser el último de la siguiente. Aquí ya vamos entrando en los grandes discos del 2023 y este es, sin duda, uno de los más significativos y uno de los que más he apreciado. Llegué a él empujado por las sonoridades del Sun & Shade, pero pronto me quedó claro que aquí había mucho más. Su propuesta condensa las mejores enseñanzas de my bloody valentine y de Big Thief, dando lugar a una especie de revisión del indie folk pero en una clave un poco más variada y emocionalmente muy cargada. Este último punto, es lo que más me ha enganchado. Canciones como Bull Believer, a día de hoy, me siguen pareciendo obras muy notables y una muestra del altísimo nivel de esta banda. Es un disco directo, orgánico, sin artificios y con una sinceridad que resulta tan admirable como arrolladora. Este disco, para mi, representa una de las cimas más enormes de este año y uno de esos momentos en los que me he visto completamente sobrecogido y emocionado con un disco. No en vano, es uno de los grandes hallazgos de este 2023 y uno de esos documentos en los que cristaliza todo lo que llevo contando a lo largo de esta lista. Condensa, de sobra, todos los elementos que he ido añadiendo a mi propia cosmovisión y soy capaz de descifrar toda una serie de capas que no tengo muy claro si hubiese sido capaz de hacerlo unos meses antes.